En el mundo de la elaboración y fabricación de cosméticos hay mucho lío entre lo que es ecológico, lo que es «bio», lo que es natural y lo que es sostenible. Algo que dice ser «ecológico» y estar hecho con productos del país y ecológicos, puede tener algún componente sintético que proviene de otro país o incluso estar utilizando aceites de plantaciones no sostenibles.
Hoy os vamos a hablar de lo que tiene que cumplir la cosmética sostenible para poder llevar ese distintivo con total seguridad y que sepas que estás contribuyendo a un planeta mejor con un menor impacto medioambiental.
Ingredientes ECO, veganos y europeos
Lo primero para que sea cosmética sostenible es que sus ingredientes provengan del propio país o, como mucho, de la zona europea, para minimizar el transporte y así evitar emisiones de CO2. También es necesario que todos los ingredientes tengan su certificación ecológica, que hayan emitido poco CO2 en su proceso de fabricación, que no hayan consumido mucha agua en su elaboración («huella hídrica»), que sean biodegradables, que hayan utilizado residuos de otras industrias («upcycling») y que el proveedor haya utilizado un embalaje que pueda ser reciclado, entre otros aspectos.
Packaging reciclado y reciclable
Muchos pensarán que es más ecológico usar aluminio reciclado, vidrio o incluso cartón reciclado, sin embargo, Labei Sosmetics ha realizado un estudio con el análisis de Ciclo de Vida (ACV-ISO 14040) y ha determinado que lo más ecológico es utilizar plástico reciclado y reciclable para el packaging de sus cosméticos, como podemos ver en estos productos para la cara, donde han utilizado plástico reciclado y que el usuario puede, a su vez, reciclar, para los envases y dosificadores de sus cremas faciales.
Por otro lado, para la caja del transporte, se debe utilizar cartón reciclado proveniente de fábricas locales, así como virutas de relleno que estén compuestas por material degradable, como por ejemplo, con almidón de maíz 100% biodegradable o compostable.
Una fabricación propia
Para que el producto sea de cosmética sostenible, el proceso de producción también cuenta, así que la fabricación propia y controlada en todas sus fases es indispensable para minimizar el impacto medioambiental, donde cuenta una baja huella de emisiones CO2, una baja huella hídrica, consumo energético renovable en la fabricación, así como usar ingredientes que no deban ser calentados a alta temperatura en su proceso de elaboración.
Un mínimo transporte
Como hemos mencionado al principio, el transporte, ya sea por carretera, mar o aire, es lo que más gases de efecto invernadero produce, por lo tanto, se debe minimizar al máximo el transporte utilizando ingredientes de proveedores locales o cercanos, así como que se debe colaborar con empresas de transporte que estén comprometidas con el asunto y que compensen, aunque no anulen, sus emisiones.
El uso comprometido
De nada sirve que el fabricante tenga en cuenta todos estos aspectos si el destinatario no está también comprometido, por eso se anima a que la persona que vaya a comprar estos productos sea consciente y compre solo lo que necesite, minimice el consumo de agua en sus rutinas de belleza y evite el uso de productos desechables. Del mismo modo, que recicle el packaging será esencial para que todo el proceso tenga sentido.
Esperamos que, con estas claves, seas consciente de lo que es realmente la cosmética sostenible y lo tengas en cuenta a la hora de comprar tus productos de higiene y de belleza.
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